Por Edi Rojas Guzmán.
El Proyecto La Cruz-Manzanillo, iniciado en 1943 como un esfuerzo conjunto entre el gobierno de Rafael Leónidas Trujillo y la Grenade Company para impulsar la producción y exportación de banano, se encuentra actualmente en una situación crítica. A lo largo de los años, este emprendimiento ha sido parte fundamental de la economía dominicana, generando empleo, riqueza y contribuyendo al desarrollo de la región. Sin embargo, la falta de atención y la mala gestión han llevado a que este emporio bananero esté agonizando en la actualidad.
El deterioro del Proyecto La Cruz-Manzanillo es evidente en diversos aspectos, desde la infraestructura obsoleta hasta la disminución de la productividad y la rentabilidad. La falta de inversión, la corrupción, la ineficiencia administrativa y la falta de visión estratégica han contribuido a esta crisis. La necesidad de una intervención urgente y decisiva es innegable para evitar la desaparición de esta importante empresa.
En este contexto, es imperativo que el gobierno de Luis Abinader tome medidas inmediatas para rescatar y revitalizar el Proyecto La Cruz-Manzanillo. Una de las acciones fundamentales es cambiar la administración actual por un equipo experimentado y capaz de liderar la transformación necesaria. En este sentido, la designación de una persona con experiencia probada en la gestión administrativa como el señor Inocencio Peña se presenta como una excelente opción.
Inocencio Peña, reconocido por su eficiencia y habilidades gerenciales en la administración de empresas del sector bananero, representa una garantía de éxito para la revitalización del Proyecto La Cruz-Manzanillo. Su experiencia previa en situaciones similares, su conocimiento del negocio y su capacidad para implementar estrategias efectivas lo convierten en el líder idóneo para llevar a cabo este desafío.
Bajo la dirección de Inocencio Peña, se deberán implementar una serie de acciones para revertir la crisis actual del proyecto. Estas acciones pueden incluir la modernización de la infraestructura, la optimización de los procesos productivos, la inversión en tecnología, la capacitación del personal, la mejora de las condiciones laborales y el fortalecimiento de las relaciones comerciales.
El Proyecto La Cruz-Manzanillo enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia, pero aún es posible rescatarlo y llevarlo hacia un nuevo horizonte de éxito y sostenibilidad. La designación de Inocencio Peña como líder de este proceso de renovación representa una oportunidad única para reactivar este emprendimiento emblemático y devolverle su lugar en la economía dominicana